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Gloria Rodríguez

Iván Illich

Illich fue un gran pensador e historiador polifacético y polémico; observador de las mentalidades y su evolución. Nace en Austria el 4 de setiembre de 1926, con padre croata y madre judía sefardita. Con antecedentes judíos, dálmatas y católicos fue calificado por muchos como anarquistas, debido a sus críticas a las instituciones como claves del progreso en la cultura moderna.


Es considerado el máximo representante de la corriente pedagógica de crítica radical a la escuela: LA DESECOLARIZACIÓN. Huyendo el antisemitismo realizó sus estudios secundarios en Florencia, Italia; Cristalografía, Historia del arte, Educación y Psicología. Entre 1942 y 1946 cursó estudios eclesiásticos, de teología y filosofía en Roma. En 1951 obtuvo un doctorado en Historia por la Universidad de Salzburgo.


Se ordenó como sacerdote y fue nombrado párroco en una parroquia de Nueva York, años más tarde es nombrado vicerrector de la Universidad de Puerto Rico, en Ponce. En 1960 renuncia a dicho cargo y se instala en México y participa en la fundación del Centro de Información Intercultural y de Documentación (CIDOC).


Allí analiza los problemas de desarrollo en el Tercer Mundo y a su vez forman misioneros que deben ir a América Latina. Más tarde en su artículo “El reverso de la caridad” cuestiona el envío de misioneros a América Latina, uno más de sus episodios de confrontación con el Vaticano.


En 1969 abandona el sacerdocio. A partir de los años ‘80 Illich viajó intensamente a EEUU, México y Alemania, dictó seminarios y fue profesor visitante de Filosofía y de “Ciencia, Tecnología y Sociedad” en la Universidad estatal de Pensilvania. Sufrió un progresivo cáncer de tumores en la cara, y debido a su crítica a la medicina institucionalizada se negó a tratarse con métodos profesionales y optó por técnicas terapéuticas de meditación y yoga. Fumando opio para hacerle frente al dolor sobrevivió muchos años más que lo diagnosticado, falleciendo en Alemania en el 2002.


Entre sus obras más influyentes en los estudios pedagógicos del último tercio del siglo XX, figuran algunos títulos tan notables como La escuela, esa vieja y gorda vaca sagrada (1968), Una sociedad sin escuela (1971), Herramientas para la convivencialidad (1973), Energía y equidad (1973), Némesis médica: la expropiación de la salud (1975), Educación sin escuelas (1975), La sociedad desescolarizada (1978), La escuela y la represión de nuestros hijos (1979) -escrita en colaboración con Hildegard Lüning-, Shadow-work (1981), Producir (1982), Ecofilosofías (1984), En América Latina, ¿para qué sirve la escuela? (1985), La educación (1986) -escrita en colaboración con el citado Paulo Freire-, y H2O y las aguas del olvido (1989).


La tesis fundamental que alienta todas estas obras afirma que ninguna de las instituciones tradicionales de la sociedad industrial se adecua a las necesidades reales del mundo actual, por lo que es necesaria una revisión de todas ellas, empezando por la que Iván Illich considera como la más perniciosa: la escuela. Según el radical pensador mexicano, la educación pedagógica sostenida institucionalmente por la escuela tradicional se ha convertido en una mercancía carente de valores éticos y concebida únicamente como un hábil instrumento para la formación de escolares utilitaristas y competitivos.




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